jueves, 27 de enero de 2011

diferenciar entre vergüenza y culpa

Diferenciar entre un concepto de vergüenza y otro de culpa creo que se debe a cómo en Grecia el concepto sobre lo que es “malo” evolucionó, tal vez influido por una clase social. El concepto de vergüenza tiene que ver más con el sentido del pudor moral y el de culpa tiene un sentido más general. De todas formas ambos conceptos no son contrapuestos, sino que se diferencian en una graduación de la culpa. Pero la relevancia para mí está puesta en la contraposición entre el sentimiento de culpa y el sentimiento del goce y en este caso sí hay una relación opuesta de significado, aún así, existe un momento en que el exceso de uno puede llevar al otro y viceversa, por una espiral de perversión. Es lo que en este post me interesaba averiguar.

Evidentemente la estrategia de explotar el sentimiento culpable se vio que era efectiva en la edad media, y una de sus formas consistió en demonizar todo lo que era el abuso sexual, y también por ello se convirtió a la mujer en el objeto principal y subversivo de ese ataque. Démonos cuenta que estas técnicas sirvieron para sustituir el terror y las técnicas salvajes por estas otras de manipulación por la creencia. Si el mal estaba en la mujer era una forma de manipular la creencia para que el poder institucional pudiera seguir manteniendo su sujeción. No merece la pena hacer el distinguo aquí entre vergüenza y culpa, es indistinto y será una labor del comentarista de la ley en sus específicos tratados sobre una doctrina de la penitencia, donde están clasificados de una forma compleja todas las categorías de pecados. El hecho de hacer por tanto un distinguo semejante de la calificacion de la culpa forma parte del mecanismo de cómo óperan estas técnicas cultas. Y hoy día permanecen, aunque se intentan racionalizar, responden no a una simple creencia universal, sino que entran de forma subjetivizada y a través de muchos medios en cada individuo. Y cada uno pues tiene de acuerdo con su biografía y su personalidad que diferenciarlas. Pero existen y me interesa hablar de ello para que no pasen desapercibidas por nosotros y nos demos cuenta.

Resultaría que, en el fondo, la mujer domina en las sociedades evolucionadas, sojuzgando a la vergüenza con la culpa, enmascarada bajo la pena auto impuesta de una aparente fragilidad o falsa posición subalterna. Pues, digo retorciendo más aún los argumentos, la culpa es hija de la inteligencia –por tanto traidora a la naturaleza virginal- y usa recursos de encubrimiento para la dominación del otro. En tanto el macho -el bruto a pecho descubierto-, que aparece como vengador y opresor, no es más que un títere en manos de ellas. Me gustaría resaltar esto. En que se hace evidente que uno domina también por el sentimiento de culpa y de debilidad, es así cómo vorazmente las últimas técnicas publicitarias están también dominando su estrategia hasta hacerse a veces insoportables.

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