viernes, 28 de enero de 2011

los hombres aman igual

La mujer cuando tiene una aventura tiende a enamorarse rápidamente, es decir, cuando tiene una aventura sexual con alguien no es capaz de separar tan fácilmente como hacen los hombres lo que es la aventura física de la aventura emocional. Entonces a las mujeres no nos resulta tan fácil tener estas aventuras, este tipo de vida, que intentan digamos imponer los hombres porque a ellos sí les es bastante fácil. Evolutivamente ellos tienen interés para la reproducción, es decir, que es como una llamada de nuestros orígenes a tener relaciones con todas las mujeres posibles para poder reproducirse. La mujer en cambio elige, y eso está un poco en nuestra evolución. Está en la base de lo que somos. Y ¿es realmente la mujer la que elige? Pues en parte ella toma el peso de la decisión, ella es la que asume ser madre, la que tiene que tomar el peso o el esfuerzo de la crianza, que cada vez también, es verdad, toman más hombres o se ven involucrados. Otras madres fríamente se separan de sus parejas cuando toman la decisión de tener un hijo, parece como si sólo operase en ellas el interés reproductor. En cierta manera, parece que la Naturaleza es la que elige. Y todo esto son razones evolutivas, que hemos ido aprendiendo del seguimiento de estas lecciones de Elsa Punset*.

Y otras razones que siempre imperan son las del cerebro que está programado ante todo para sobrevivir, y ante todo para sentir seguridad. De ahí que tendemos a eso que llaman la homofilia, amor entre iguales, y a relacionarnos con iguales, a agruparnos con personas que se parecen a nosotros y nos relacionamos dentro de redes sociales. Esto puede dar un poco de miedo, porque parecemos un clon, ya no podemos curiosear o mostrar interés por lo inédito. Pero el estar rodeados de personas que sienten, piensen o visten como tú eso da mucha seguridad. Y necesitamos tener relaciones con los demás. Otras veces nos cuesta mucho racionalizar decisiones que en realidad salen del corazón. Como son la de la pareja. Se decide en base a lo que le apetece, a lo que realmente siente que le hace feliz, con buen o mal criterio. Y luego busca todo tipo de explicaciones racionales para justificar esa elección. El amor se parece más a una respuesta química instintiva que a una evaluación objetiva de las personas.

De este modo, por una parte satisfacemos la tendencia a la necesidad del cerebro de seguridad, y de sentirnos bien, y por la otra parte, cubrimos con ello también la necesidad de reproducirnos, al mismo tiempo que sin tender a la fidelidad absoluta establecemos un marco de lealtad, de confianza, de redes sociales, de abrirnos a las relaciones que nos permiten también tener unos ritos sociales para poder entendernos. Pero nos diferenciamos tal vez por más cosas, no sólo por la diferencia hormonal entre estrógenos femeninos y andrógenos masculinos. El hombre, evolutivamente, porque viene de una sociedad de cazadores en la vida diaria las emociones eran como algo que podíamos reprimir y que nos hacían débiles. Las emociones muchos hombres temen que les hacen débiles y ahí las emociones eran un problema realmente, el sentir pena por abandonar a tu mujer y a tus hijos, pues era algo con lo que no podían cargar y entonces realmente los sentimientos le sobraban. Y es muy interesante ver cómo los hombres están recorriendo este camino de las emociones muy deprisa en términos evolutivos. Lo que ocurre es precisamente el hecho de que los hombres interceptan aquellos sentimientos que son especialmente más potentes como el miedo, la ira, la tristeza o la ansiedad, pero por lo mismo porque tienen más probabilidades que las mujeres de verse engullidos por estas emociones es porque temen perder el control. Y por eso reaccionan más bruscamente y se cierran en banda. Estoy hablando del papel de los hombres o el de la inhibición masculina, de modo general, pero no quiere decir que se pueda generalizar a todos los hombres y mujeres. Pero esto se superaría con una buena educación emocional, enseñando a reconocer que la emoción no es debilidad. Con un lenguaje también emocional que aprendamos a expresar. Para corregir y no caer en ese miedo a la inundación emocional.

A veces la identidad de la mujer no está clara tampoco, debe definirse en torno a los cambios sociales y nuevos modelos y ella no tiene mucho margen donde definir sus relaciones tampoco; a veces corre el peligro de perder su papel como madre, y su papel como mujer siempre es cuestionado. Queremos sentir amor pasional, eso sería ya otro tema, porque queremos enamorarnos realmente de quien nos gusta. Como cuando alguien refleja nuestra ánima oculta. Y empezamos a darnos cuenta de que no podemos tratar sólo el cuerpo al margen de todo lo demás. Y que el mundo emocional está muy implicado en nosotros también. Porque cuando uno instrumentaliza la relación en el propio beneficio sólo de uno o cuando empezamos a contabilizar la fidelidad o la lealtad, entonces la relación se termina apagando muy pronto, porque no puede ser la unilateralidad de uno, sino un diálogo interpersonal o una razón intersubjetiva entre dos.

El hombre siempre ha tendido a completar su ser con algo romántico, busca la completitud, la universalidad, eso es lo que busca para darse y sentirse en plenitud. Y es lo que le hace que hable de “alma”, como también le gusta hablarnos a Joan Garriga**. La naturaleza para el romántico es inmensa, inabarcable, infinita, es “el mar insondable”, en “los abismos sin fin”, en “las profundas simas de la tierra y el cielo”. Y todas estas son metáforas de su amor, que quiere vivirlo como una fuerza infinita y universal, que trasciende siempre a más. Nos quedaba el alma como un reto. Por una parte la Razón alumbraba la naturaleza; fundaba el carácter trascendente del hombre, su ser y su libertad. Pero entre la naturaleza y el yo quedaba ese trozo del cosmos en el hombre que se ha llamado “alma”. Y quedaba descubrir esas razones del corazón, que el corazón mismo ha encontrado, aprovechando su soledad y abandono, nos dice María Zambrano. ¿Porque quién no está solo y abandonado en medio de todas nuestras razones? La profundidad, cualidad que igualmente adjudicamos a un alma. Un alma clara y profunda... ¿para qué última función de su vida necesita el hombre el tenerla?, ¿por qué tiene que dejar pasar el alma a través de su transparencia, qué hondas raíces tiene que albergar en su profundidad? ¿No indicará este hondo anhelo humano de “catharsis”, este perenne deseo de poseer un alma clara y transparente, alguna honda necesidad? Joan Garriga tiene un libro que se llama “Vivir en el alma”, por eso me gustaría rescatar esta idea también, porque a veces con tantas condiciones damos un testimonio muy pobre y además no podemos dar otro porque estamos demasiados limitados. Y cuando nos habla de las constelaciones familiares, pues es como un modo de estirar el alma vital hacia el pasado, ya que no podemos o estamos apresados de pasado y no vivimos hacia el futuro. Nunca mejor dicho en este momento en que todos nos sentimos contraidos con deudas del pasado. Y ¿qué quiere esto decir? Porque tenemos esa conciencia pequeña, ese “yo”, que constantemente lo juzga todo.

El amor es un concepto intelectual que albergamos también por el paso del tiempo. Y el hombre debe amar igual o más si cabe, claro que sí. Y necesita igual libertad o más, también. Pero como decimos, esa estrecha conciencia que lo juzga todo le impide ver la claridad de su alma. Y el hombre es capaz de llorar como nosotras también lloramos, aunque sus motivos son diferentes en muchas ocasiones. En el reconocimiento en la expresión facial o en el tono de voz que son facutades que dependen probablemente del hemisferio derecho del cerebro y de sus mejores conexiones con el sistema límbico, aquí las mujeres superan a los hombres, quizá porque para las madres es fundamental entender la expresión facial de sus bebés. En cuanto a las emociones la mayor amplitud de algunas partes del cuerpo calloso y de la comisura anterior en el sexo femenino ha servido para explicar una mayor capacidad de la mujer para juzgar las emociones de los demás, ya que especialmente la comisura anterior une -al parecer- regiones del sistema límbico. Todos estos son planteamientos novedosos para explicar por qué las mujeres expresamos mejor las emociones o incluso juzgamos mejor las emociones.

Y luego está el mecanismo del amor condicional que también juega su parte relevante en la socialización y en el mundo de la vida. El amor condicional nos lleva a tener que aceptar sacrificios, a amar en situaciones que exigen condiciones, y esto a veces en los niños es donde vivamente está mejor expresado, porque son fuente de abusos constantes y no se pueden defender, y ante su indefensión para hacerse amar tienen que adoptar u obedecer un sistema de vida o una jerarquía que les viene impuesta, y el sistema educativo tambien un poco se ha basado en ello, aunque ahora se insiste al revés que es muy laxo en la educación de los hijos, porque no se les exije. Pero lo importante es darnos cuenta que este sistema de autoridad se basa en la necesidad de suplir los lazos afectivos, que son más fuertes. Porque ningún niño puede vivir sin amor. Esto también lo estudió Freud al estudiar los lazos religiosos. Y lo peor de todo es que el amor se ha convertido en moneda de trueque y se crean los patrones emocionales negativos. Y es al revés, el amor no es dependencia del cuerpo o dependencia del sexo o del dinero, es al revés, es la necesidad de sentir la dependencia del amor lo que nos hace tal vez condicionarlo o convertirlo en moneda de trueque porque no sabemos hacerlo de otra manera menos vulgar y más bonita. Por eso se convierte en sentido de dominación y dependencia. Porque la verdadera debilidad del hombre siempre la ha mostrado haciendo la Ley, que es lo que ha venido a suplir su necesidad de parecer fuerte. Porque es así como el hombre suple a lo largo de la historia su sentido del amor, con el amor a la Ley, y aquí juega mucho también la relación con nuestros antepasados. Y en parte, lo que quiere es sentir esa seguridad, esa fuerza que le otorga el pertenecer a un clan, porque el hombre todo lo hace dentro de un clan o una tribu.

El psicólogo Joan Garriga dice: "Lo que parece claro es que, a pesar de las diferencias, hombres y mujeres aman por igual, son adultos por igual, exponen su corazón por igual, desean el bienestar, la comprensión y la confianza por igual… Aunque son diferentes desean lo mismo, pero de distinta manera: las mujeres están más dotadas de recursos emocionales y afectivos, los hombres de recursos racionales y de acción. Los brazos del amor y la entrega son múltiples y variados, y su conjunto crea una totalidad necesaria y hace que cada quién aporte su especialidad. Sería muy atrevido decir, aunque lo digo, que los hombres aman más que las mujeres pero hacen mucha menos publicidad de ello; sería atrevido pero probablemente no completamente exacto. Ambos, hombres y mujeres, aman en igual profundidad pero en distinta manifestación. Pero al menos sirva como reinvidación del profundo amor y vínculo que sienten muchos hombres. Lo que ayuda no es que los hombres comprendan a las mujeres o que las mujeres comprendan a los hombres. Lo que ayuda es que dejen de intentarlo… y en lugar de comprender que se rindan ante el misterio, y rendirse significa basicamente respetar lo incomprensible del otro y amarlo tal cual es sin comprenderlo, porque sí. Esto es regalo y bendición. Además los que reclaman no suelen dar justamente lo que exigen. Son las paradojas de las relaciones humanas. Ojalá quién pida comprensión la pudiera dar sin paliativos."

Mi amiga Luz Marina me ha escrito y me dice lo siguiente: "El alma femenina y en si la mujer es más espiritual. Solo que hoy las cosas dieron un viraje en favor de la degradación. Todo se mira por y para el sexo, a nada se le pone corazón y menos alma. Considero que actualmente son pocas las personas que en realidad aman, o hemos amado. Dar amor es algo sublime y eso es casi imposible para ciertos seres en éste estado de la humanidad. Y en cambio se ha engrandecido la irracionalidad y el salvajismo. El egoismo está en su más alta cúspide.. Respecto al llanto de los hombres, me parece lo más normal, al fin y al cabo seres humanos son. Creo que siempre han llorado, lo que pasa es que ahora se hace más público. Saludes linda y me agradó encontrarte."

Como diría Goethe, "El eterno femenino nos atrae hacia lo alto". Hay una luz que hemos dado en mostrar así, y que tiene que ver tal vez con una especial ternura maternal, con esa misma necesidad de amor, de ángel, de bondad que necesitamos todos. Pero es difícil alcanzarlo, y más en un mundo tan interrelacionado, donde es imposible tener algo de silencio, de soledad. Necesitamos un poco más de intimidad tal vez, y al mismo tiempo de una comunicación mas sincera, no tan materializada. Las mujeres somos todo alma, y llevamos dentro de nosotras miles de facetas diferentes: somos niña, madre, hermana, amiga, bruja, ángel, demonio, luz, tierra, agua, fuego... podemos ser miles de cosas.

Esto también me ha escrito mi amigo Giacomo: "El amor para mi, es una proyección espiritual que une dos egos. O que te diluye en gran medida en el otro -y creo que no tiene por qué ser respondido. Mira por ejemplo el amor cortés, sería algo así como un ego trascendental). Yo tengo muy claro que no hay amor sin nobleza. Y en gran medida, no hay amor sin inocencia... Por eso la gente ya no ama... se perdió la inocencia."

Esto me ha escrito mi amiga Cornwall: "yo creo que el amor, a veces, es posesivo; pretendemos que dure porque así estamos seguros de que tenemos a nuestro objeto de amor. El amor generoso, del que has hablado otras veces, es muy difícil, tendríamos que cambiar de mentalidad y pensar que nada dura para siempre, y, como algunos dicen, el amor tampoco dura para siempre, precisamente por nuestro egoísmo, y eso es igual en hombres y mujeres."

Esto me ha escrito también mi amiga Willow: "¡ Hola! Yo no creo que hombres y mujeres seamos tan diferentes, no en la base. Ambos buscamos las mismas cosas, pero puede que de diferente manera o en diferentes momentos, pero creo que basicamente queremos los mismo. amar y ser amados. En ocasiones me implico más emocionalmente que otras, puedo llorar como una niña y ser fuerte, dura y una gran jugadora de poker en la vida y el amor. Creo que depende del momento y de la persona a la que van dirigidas todas esas cosas..no me considero niña, madre, esposa, compañera y amante , tan solo Mujer y como tal actuo y como tal sueño y deseo....enfrente de mi tan solo un Hombre. ¿ Ves? somos practicamente iguales. Söy capaz de implicarme al máximo de la misma manera que puedo tan solo disfrutar y pasarlo bien...a veces deseo pasar mi vida con una persona y otras tan solo una noche, pero en ambos casos dando lo mejor de mi.....y exigiendo lo mejor de la otra parte. No veo muchas diferencias entre ellos y nosotras..."

Esto es lo que me ha escrito mi amiga, la abuela normanda: "Siempre he pensado que el hombre y la mujer, ante las emociones son exáctamente iguales. De todos modos, creo que ha cambiado mucho la mujer, y creo que ella misma se lo está poniendo muy difícil ante la pareja. Hay algunas igualdades que la mujer no puede pedir o hacer. La mujer ahora toma con exceso la iniciativa ante el sexo, y yo, que por suerte y por desgracia escucho a muchos hombres, esto no les gusta. Mucho le queda al hombre para respetar a una mujer que se iguale con él en el tema del sexo. Hoy los hombres no quieren casarse, tienen miedo a la mujer por eso, por tomar demasiado la iniciativa. La mujer de esta generación lo tiene muy difícil, espero que la siguiente se de cuenta y se relaje. La mujer va éxigiendo la igualdad, y eso no es buen camino. La mujer ha de ser como es, como siente, ser ella misma, no imitar al hombre. Espero haberme explicado bien, aunque tengo mis dudas, por eso no me gusta tocar aquí determinados temas, prefiero hacerlo de palabra, en tan poco espacio no me expreso bien. Hay un refrán que es genial, "Si quieres ser feliz, no analices" del dicho al hecho va mucho trecho. Cada ser humano, por si solo es único, aunque parezca que somos iguales."


Somos una especie evolucionada de primates, y que yo no estoy por un concepto restrictivo del amor, sino mas bien por una opción más aperturista. Siempre nosotras parece que buscamos la aventura, y no parece que son ellos, las que la buscan; quizá porque nosotras representamos a ese numero de mujeres que sí nos gusta salir a buscar o no quedarnos en lo mismo. Aunque yo no creo en un terreno neutral en estas cosas sino en que la vida es sexuada, y eso es un valor que tenemos para la vida. Y con su silogismo especial sobre el universal, no todos sino algunos algunos hombres sí optan por la fidelidad, por supuesto. Pero yo creo que esa intensidad emocional en lo pasajero sólo es así por una inexperiencia que se intenta cubrir con las primeras emociones y de las que se retrocede por miedo tal vez o por limitaciones, algunas veces por orgullo también. Una cosa es lo descriptivo, que ya no podemos cambiar y otra cosa son los valores, que son aquellas cosas que podemos buscar o perseguir para mejorar en nuestras vidas. Por el contrario lo que más abunda es la inhibición del ser humano, el hecho de que se aisla en compartimentos estancos. Está claro que sí, que hay razón en que hay mucho sexo, que la mujer muchas veces responde a él también porque es un ingrediente muy importante en la pareja, es básico en la instalación de la pareja, claro pero no lo es todo. Porque el sexo por sí sólo me parece que es algo que se termina contrayendo a algo mecánico, y no es eso. Habría que tener una actividad compartida más rica, en compartir otras aficiones, que te unan otros lazos, sobre todo, la cultura, yo creo que ayuda mucho. La mujer antiguamente decía que al hombre se le conquistaba por el estómago, siempre ha habido otras recetas para llegar a un hombre; pero en fin la fusión íntima, la comunicación íntima pero también de la mente y la emoción, eso tiene que ser algo que esté en la base misma, porque es una necesidad que todos tenemos psicológica, la de compartir. Y a veces yo creo que es más lo que nos reprimimos que lo que hacemos por abrir o romper miedos y barreras frente a otros, hay mucha insinceridad. El sexo, yo desde luego siempre esperaría un poco, a ver qué aficiones hay comunes, pero si veo que alguien me gusta mucho, que es como algo, como un flechazo, probablemente yo también soy de las que se entregan, no puedo esperar, y más cuando hoy día hay tantas distancias, que hay que luchar por romper todo tipo de tabúes y de mitos, hay que salir adelante y arriesgarse, si te equivocas pues bueno, aprendes y ya está. De todas formas, siempre hay un "grajo blanco"... un hombre que no entiende el sexo sin sentimientos, que tenga que estar enamorado. Sobre el amor se puede exponer un párrafo de Sam Kean: "Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta"

*Elsa Punset, Inocencia radical, ed Aguilar, 2009, Madrid.

**Joan Garriga Bacardí, Vivir en el alma, ed. Rigden Institut Gestalt, 2008, Barcelona.

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