viernes, 28 de enero de 2011

en torno a la tristeza y la depresión

En base a la forma de cómo podemos tratar la depresión, no es que tenga cura, pero sí tiene que se puede recibir ayuda. No hace falta vivir con este sufrimiento. Hay mucha polémica en torno a la toma de antidepresivos. Un equipo de investigadores de la Universidad de Harlem en el Reino Unido ha revelado que el beneficio de los antidepresivos no es superior al de la pastilla de placebo en los pacientes con depresión moderada. Es decir, la sugestión también funciona. Desde luego, el poder de nuestra mente es enorme. Yo no creo que esto se aplique a todos los casos de depresión, no me gustaría que las personas que sufren depresión y se están medicando de repente piensen que lo pueden abandonar. Lo que sí significa es que nuestra mente tiene un poder enorme y que cuando comprendemos lo que nos entristece y lo que nos hace vivir mal podemos cambiarlo. Tenemos un cerebro plástico y las experiencias positivas nos marcan y cambian nuestro comportamiento. Y las personas que tienen depresión evidentemente tienen que hacer todo lo que esté en sus manos por salir a la vida, interesarse por la vida, encontrar razones para vivir que hay muchísimas.

Es curioso porque equivocadamente hay personas que piensan que aquella que se deja llevar por una tristeza patológica que puede desembocar en una depresión son personas, bueno, quizás un tanto poco formadas. Ya saben que la princesa Masako de Japón que desde hace cinco años sufre esta enfermedad es una mujer cultísima, licenciada en Derecho por la Universidad de Tokyo, en Economía por Harvard, y con un postgrado de Oxford en Relaciones Internacionales, es el ejemplo de una mujer bella, una mujer preparada pero casi acabada, pero joven y casi acabada. No sé por qué razones estará deprimida, aunque dicen que porque no da a luz a un varón. Es tremendo que estemos así, que la presión social sea así. Pero una de las cosas que dicen de la depresión y que se ha estudiado en gemelos, es que si dos gemelos tienen la misma genética y se sabe que realmente hay una genética que predispone a la depresión, los dos no tienen por qué desarrollar la depresión, sólo si el entorno realmente de alguna forma fomenta esta depresión entonces se dispara esa genética. Y en el caso de esta princesa pues evidentemente tiene un entorno que tiene que ser absolutamente terrible, que no le deja respirar, le han quitado a su hija los derechos de heredar el trono. Es decir, que tiene que ser una sociedad absolutamente cerrada en ese sentido y que le hace sentir fatal y ella no consigue superar esto.

Yo me pregunto si podemos seccionar el cerebro para controlar las emociones negativas, para que no nos desborden. Sí, absolutamente y una de las cosas que se está estudiando ahora, hay varias formas de controlar las emociones negativas. Una cosa que debemos saber es que nuestro cerebro se va, se entrega muy fácilmente a la emoción negativa y le cuesta mucho sentir una emoción positiva. Con lo cual hay que saber que la emoción positiva hay que trabajarla, eso es un primer punto, pero luego de forma muy práctica en la Universidad de California están estudiando y están viendo que si las personas comprenden lo que les pasa y lo nombran, lo expresan, hablan de ello con un amigo, lo escriben, escriben estas emociones negativas, esta tristeza, es menor la tristeza. Y yo creo que en parte es porque lo desconocido nos da mucho miedo. Lo desconocido aturulla nuestro cerebro, nos sentimos mal, nos sentimos perdidos. En cambio, si le ponemos nombre y sabemos de esta tristeza, pues de dónde proviene, quién es, sabemos a quienes nos enfrentamos, nos sentimos mucho mejor. Este es un truco fácil de aplicar ante situaciones de tristeza. Unas situaciones que pueden hacer que a veces pensemos que, bien, buscar filosofías orientales es adoptar una actitud trascendental, espiritual, que puede superar una depresión. Pero me gustaría hablar del método secular que se está probando en la Universidad de Emory. Es que es verdad, porque una de las cosas que dicen que ayuda mucho a superar la tristeza, yo creo que lo que ayuda es a vivir bien, son los estados de meditación, es decir, de introspección, el no tener miedo a mirar dentro de uno mismo. Y hemos visto a través de muchos estudios que se están haciendo, por ejemplo, con monjes tibetanos que tienen una capacidad extraordinaria para filtrar las emociones negativas y centrarse en las positivas.

Uno podría preguntar: ¿este tipo de enfrentamiento, de meditación, siempre tiene que tener un tono espiritual, trascendental? La respuesta es que no, no necesariamente. Me gusta reservar este espacio de misterio para las cosas que sabemos que no comprendemos, que nos vemos limitados en ese sentido; la tecnología todavía tiene mucho en lo que avanzar, hay muchas cosas que no entendemos, yo juego con ese espacio de misterio, a mí no me molesta, pero a quien le moleste pues este método secular que se está desarrollando en la Universidad de Emory, y que está hecho desde un punto de vista absolutamente secular, lo cierto es que consiguen resultados muy buenos en muy corto plazo, apenas seis semanas de un corto entrenamiento diario ayuda a que las personas superen episodios de tristeza, estén mucho más relajadas, sean menos agresivas, se sientan mejor, más dueños de sus emociones. Hay un momento de ilusión, ese momento de fantasía, de alegría en la infancia, tú sabes que es fundamental, hasta los siete u ocho años realmente formamos nuestra forma básica de relacionarnos con los demás, de sentir curiosidad y amor e interés por la vida y me estaba acordando justamente hablando de estas cifras de depresión que barajábamos hasta el momento, que los “pre-escolares” son el mercado creciente más grande que hay ahora mismo en el uso de antidepresivos en EEUU, y Europa siempre está un paso detrás de EEUU. Dicen que la tasa de crecimiento de depresión en los niños es de un 23%, a mí me parece una barbaridad. Lo que además se está procurando mucho en Europa también es que no sólo estamos medicando a los niños por depresión, los estamos medicando por muchísimas otras condiciones, que tal vez deberíamos hablar con otros medios cambiando el entorno y volviendo a la niñez a esta ilusión por la fantasía que yo creo era tradicional en la niñez y que creo que se ha perdido un poco con esta vida tan apresurada que nos obligamos a llevar.

Este artículo está basado en una entrevista en radio a la filósofa, periodista, mujer, madre, Elsa Punset.
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Por la información que yo tengo, se calcula que una de cada seis personas sufrirá depresión a lo largo de su vida, una depresión que uno no escoge, que viene y se acaba. Y en este caso su manifestación es una tristeza sin un motivo alguno aparente, el desánimo más terrible. Desde luego, una de las cosas que nos están diciendo los expertos, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud, es que de aquí a unos años va a haber muchísima gente con depresión. Y hoy en día se calcula que ya estamos hablando de un 30% por ejemplo de la población entre mujeres que tienen depresión. Muchas mujeres tienen depresiones, es más prevalente en mujeres que en hombres. Y lo que es la depresión básicamente está descrita como una tristeza que dura más de dos semanas -fíjate que poco tiempo le damos a la tristeza o qué impacientes somos con la tristeza-. Pero la depresión realmente es una enfermedad y una enfermedad grave que hay que curar. Y uno de los problemas de la depresión es que muchas personas no piden ayuda. Se calcula como que en torno al 80% de las personas que sufre depresión no están pidiendo ayuda y la depresión realmente hay que cuidarla y que probablemente meditar si se tiene una depresión y además hay que hacer una terapia. Por suerte a veces sólo sufrimos continuos estados de apatía, ataques de ansiedad y de melancolía, bajones anímicos que se acercan a la depresión pero nunca traspasa el umbral en ese momento.

No se puede permanecer siempre en un estado emocional único pues las emociones están hechas para fluctuar como la aguja de una brújula, la felicidad es una emoción y sus resortes saltan cuando se produce una situación concreta. Las enfermedades sobrevienen cuando la razón está obnubilada por las emociones pero también a la inversa, cuando las emociones están hipotecadas a la razón. La dopamina tiene mucha relación con el placer, en el cuidado de las emociones es donde está la felicidad, lo sabemos ahora, la razón sin emociones es tan perjudicial como la emoción sin razón.


Y lo curioso también en la depresión es que está relacionado en sus síntomas con la causa del estrés, es decir, que se da una dualidad entre un estado de ánimo bajo y otro ansioso o producto del estrés. Y se piensa que el descanso, la tranquilidad y el sosiego parecen ser más creativos, porque nos mostramos en nuestra serenidad, mientras que la depresión es una enfermedad, pues se produce una mezcla o conflicto de emociones, de amor y de odio simultáneamente. Esto es lo que debemos tener en cuenta, esa mezcla de emociones, ese conflicto, para poder detectarla o detenerla si empieza a presentar algún síntoma.

Teóricamente somos el ser racional por definición, sin embargo somos la especie más emocional. Los síntomas de la depresión son la tristeza, el insomnio, la dificultad para concentrarse, pocas ganas de hacer las cosas, las ideas suicidas. La depresión es un trastorno bioquímico y el Prozac -la serotonina- es el fármaco más popular para prevenir la depresión y otros estados relacionados con la afectividad de ese neurotranmisor, la interacción entre genes y entorno es lo que configura a los seres humanos. Y hay personas que han sufrido de estrés, aunque de forma moderada y esa patología misma la ha llevado a tener los síntomas de la depresión, aunque puede no llegar a tener necesidad de medicación, aunque sí de ayuda psicológica, por eso se puede no sufrir depresión, aunque sí estados emocionales muy cercanos a ella.

Se debe proponer reforzar factores como la emoción, la atención al detalle, el disfrute de la búsqueda, de la expectativa y las relaciones personales. Se debe minimizar el aprendizaje inútil, el pensamiento acrítico grupal, los procesos automatizados, el miedo y las cargas heredadas, como el estrés imaginado. En este artículo me he fijado en la población de las mujeres, un 30%, y luego también en los niños, como otro sector que aparece en un futuro inminente más implicado por la afectación de esta enfermedad. Pero vemos que hay otras edades de riesgos y colectivos afectados. Y por ejemplo el caso de la princesa Masako, una mujer con tantos estudios y tan inteligente, nos lleva a concluir que decididamente influye el entorno social en el que nos movemos. Nuestra conducta no está determinada indefectiblemente por nuestra condición genética, nuestro entorno influye en nuestra íntima biología y en el genoma humano. Y también quiero recalcar lo que se dice acerca de los estudios realizados en la universidad de Emory, sobre técnicas de meditación, porque a mí esto precisamente me ha ayudado mucho en mi vida, mantener siempre un diálogo conmigo misma, al principio también me apartó de los demás, me hizo ser un ser solitario, pero a la larga me he alegrado mucho de no haber perdido la coherencia conmigo misma y con mi interior. Y luego está esa actitud propia de la ilusión y de la fantasía de los niños, esa actitud si la tomamos como modelo y ejemplo constituye un estado óptimo para defendernos contra la depresión, activar nuestra fantasía con toda clase de historias, y de hechos reales o míticos, pero que nos digan algo que nos interese. Y no hacer demasiado caso a la sociedad, a la sociedad no le interesamos para nada, sólo le interesa que consumamos, ser nosotros mismos, y mantener la comunicación o las relaciones personales en lo posible, esto sí es importante.

Esto me ha escrito una amiga: "Hola, amiga bonita, este artículo me ha fascinado muchísimo. En la más profunda de mis tristezas siempre recurro a la pluma, a través de ella, se escapan penas, dolores, lagrimas y reviven alegrías. Recuerdos vivos, muertos y heridos. Y una vez más me siento tranquila y a veces feliz my feliz. Claro que no solo por ella escribo. Los niños me parece tremendo, pero aparte de la sensibilidad extraordinaria de varios ángeles, es el medio, el trato que se les da, la compañía, pues dan amor todo el tiempo y por ende, sino se les da, se sienten solos, tristes y lloran reclamando amor. Sienten que el mundo se ha acabado y hasta quieren morirse. La princesa, su llanto y su tristeza eterna, me hace recordar una persona que conozco, ella tiene tres niñas y no tuvo niños, hoy está a punto de desbaratarse su matrimonio porque no tuvo hijos varones. ¿Qué más da? Si es el hombre quien determina el sexo o me equivoco. Cuídate mucho mi amiga linda."


Somos lo que nos hacen los demás, esto es muy importante saberlo. No sabemos llevar muy bien el abandono y la humillación así que al parecer la combinación de ambas cosas es un desencadenante de estrés que efectivamente conduce a la depresión. La enorme importancia de la infancia, esos primeros seis o siete años de la infancia en los que aprendemos a querer a los demás, es decir, cómo nos quieren a nosotros en la infancia así nos vamos a comportar nosotros con los demás. Y sabemos que los niños que han sido maltratados suelen ser maltratadores. Ahí los adultos podemos hacer mucho con los hijos para parar esta espiral de violencia.

Otro buen ejemplo es expresar nuestra aprobación por un acto cariñoso y detallista del niño. Así ayudamos al niño a sentirse bien cuando se comporta con deferencia hacia los demás y a comprender que sus actos -en este caso, sus actos positivos- tienen un impacto indudable en la vida de los demás. Crear lazos entre las familias y la comunidad a través de actos desinteresados de cariño hacia los demás es muy importante para nuestros hijos. Una autoestima saludable no implica que el niño se crea invencible o perfecto, sino que confía en sus capacidades para salir adelante. Si los demás lo hemos aceptado con naturalidad, sin condiciones pero sin pretensiones, él aprenderá a confiar en sí mismo y a respetar sus capacidades. "Debes ser quien eres -dijo la duquesa a Alicia en el país de las maravillas- o, si quieres que lo exprese de forma más sencilla, nunca trates de ser lo que tal vez hubieras debido ser, o lo que pudieras haber sido, sino aquello que deberías hacer sido". Lewis Carrol.

No sabemos, por ejemplo, una emoción como el desprecio, el impacto tremendo que puede causar en el ser humano, se le está echando de la cueva, se le está diciendo claramente que se debe enfrentar con la muerte. Todas estas emociones son muy importantes y hay que saber cuidarlas, porque la causa de abandono es principal motivo de una depresión, esto es así. Si queremos evitar dañar nuestra relación afectiva y lastrar la confianza y autoestima del otro, hay que procurar no caer en las actitudes que implican desprecio. Aprender a amar y a ser amado de forma incondicional es una de las herramientas más poderosas que existen de transformación personal y de reconciliación de una persona consigo misma. Y esto sería un buen mecanismo o antídoto contra la depresión. Aprender a amar sin instrumentalizar a los demás, o sin condiciones. Pero hoy día el mundo nos enseña todo lo contrario, desde pequeños apredemos a amar con condiciones.

El amor se ha convertido en moneda de trueque y se crean los patrones emocionales negativos, entre ellos los de dependencia y de dominación: seguridad y protección a cambio de cuidados emocionales. Los adultos renuncian así a relaciones entre iguales, sin condiciones, que les permitan crecer y fortalecerse, apoyando a la pareja, pero centrados en su propia individualidad. Se desarrollará el mecanismo del amor condicional, que se repetirá en el entorno social para obligarnos a aceptar ciertas normas y requisitos sociales. Como explica Susana Tamaro por boca de uno de sus personajes, "...es la extorsión terrible de la educación, a la que es casi imposible sustraerse: ningún niño puede vivir sin amor. Por eso aceptamos el modelo que se nos impone, incluso si lo encontramos injusto. El efecto de ese mecanismo no desaparece con la edad adulta".

Recibo otra carta de otra amiga: "No sé que decirte. Pero te doy las gracias por contribuir con tu artículo a que se conozca que es realmente la depresión. Cualquiera está expuesto a padecer la enfermedad, probablemente ayudado por un componente genético. Me gustaría contribuir algo más a aclarar lo que supone. He observado que el enfermo depresivo raramente se puede autodiagnosticar. Siempre piensa que tiene otras enfermedades de las llamadas orgánicas o simplemente piensa que su sufrimiento es una consecuencia de "su manera de ser" y que eso es inmutable. Yo actualmente estoy siguiendo una terapia que se basa en parte el la técnica del Mindfullness, conocida aquí como de conciencia plena y esta técnica se basa a su vez en conceptos de la meditación oriental. Y creo que a pesar de los baches me está dando resultado. Entre las causas ambientales que facilitan que una persona predispuesta genéticamente desarrolle la enfermedad, desde luego está el estrés (que cada vez aumenta más) y la presión social (el caso de la princesa Masako), pero también la nula o escasa educación emocional recibida, la falta de comportamientos afectuosos por parte de los progenitores. Sigo en mi lucha y agradezco mucho todos los apoyos posibles para todos los que sufren en sí mismos o en sus seres queridos esta enfermedad destructiva. La depresión profunda tiene un índice elevado de muerte por suicidio. Actualmente he superado este estadio, pero reconozco haber estado en peligro. Me resulta muy difícil escribir estas palabras porque es un estado muy difícil de entender por quien no lo ha padecido. Probablemente todos hemos conocido personas que un día decidieron quitarse la vida y nunca entendimos el porqué. La respuesta es simple, estaban enfermas, lo suficientemente enfermas para ser incapaces de pedir ayuda. Las depresiones en muchas ocasiones pasan desapercibidas para el entorno del enfermo, porque éste es incapaz de pedir ayuda y esta incapacidad es otro de los síntomas de la enfermedad. Muchos besos."


Otra amiga también me escribe lo siguiente: "La depresión es una enfermedad que puede atacar a cualquiera, sea cual sea su condición social, su nivel educativo, su poder adquisitivo, etc...Yo más bien separaría a las personas con tendencia a la depresión o depresión clara, de aquellas que no la sufren o no la sufrirán, por la fortaleza de su mente. Creo que alguien más débil mentalmente, más dependiente de factores exógenos es más proclive a caer en una depresión. Tampoco creo en los antidepresivos. Realmente, sólo son estupefacientes. No curan, sólo anulan a la persona, para que no se dé cuenta que está deprimida, que tiene un problema. Yo no soy médico, pero si me los recetasen, me negaría a tomarlos. Me gusta estar consciente, y controlar todas las situaciones. Mi abuela paterna está ahora, a sus 80 años con depresión, y los medicamentos que le dan la tienen totalmente aturdida, tiene la mirada rara, y casi ni habla, cuando era una mujer vivaz y habladora. A mí se me cae el alma a los pies al verla tan idiotizada, en ese estado de permanente estupor, y no creo que le estén haciendo ningún bien. Al contrario, le provocan vértigo y tremendas migrañas. Si de mí dependiera, le quitaba la medicación ahora mismo. ¿La cura? Supongo que tiene que provenir de la propia mente de la persona, de su fortaleza y sus ganas de vivir. Tenemos que encontrar motivos para vivir, para seguir adelante, tener sueños, tener ilusiones. Ésa es para mí la única y verdadera cura. Un abrazo."

Otra amiga me escribe contándome su historia: "Para mí lo realmente decisivo, fue, cuando yo he tenido etapas decisivas de momentos depresivos, el cambio del entorno o el cambio de aires. En un principio me trasladé de la ciudad a un pueblo, donde estuve un año, al principio fue muy bueno por el cambio de aires, pero luego lo que pasó es que me encerré más, al ser un pueblo pequeño. Hasta que no me fui a otra ciudad, en mi caso una ciudad marítima, con bastante libertad y abierta a las modernas costumbres, pues no me sentí bien, y me sirvió para avanzar algo en mi vida, pero con todo dentro de mí también quedaba ese desfase emocional que yo había vivido, y esto me costó superarlo, pero al fin lo conseguí creo yo abriéndome a nuevos amigos y no quedándome en un círculo cerrado o en una relación por ejemplo que me podía estar destruyendo".

Y claro hay ese algo de razón en decir que la ilusión no se puede perder, es como un motor decisivo que nos insufla vida. Me gustaría aportar algún otro dato más, que me ha quedado: En España la organización mundial de la salud -OMS- dice que hay tres millones de personas deprimidas y que a éstas sólo le superan las dolencias cardiovasculares, la depresión es una causa de la pérdida de años de vida saludable, conduce al suicidio en sus límites y está en la causa determinante también de las hormonas del estrés. ¿Dónde acaba la tristeza y empieza la depresión?, ¿el amor conduce a la depresión o es un proceso contrario? La gente desesperada y que centra todas sus esperanzas en una relación amorosa es muy vulnerable. (Esto es otra de las causas, sobre todo en mujeres). Hoy personas sin trabajo sufren estrés que origina cortisona -hormona- que daña la estructura cerebral. La nicotina también como adictivo es causa de agresión, genera malos hábitos, el tabaco perjudica seriamente el aprendizaje y la memoria. Nuestra conducta no está determinada indefectiblemente por nuestra condición genética, nuestro entorno influye en nuestra íntima biología y en el genoma humano. El Prozac -la serotonina- es el fármaco más popular para prevenir la depresión y otros estados relacionados con la afectividad de ese neurotranmisor, la interacción entre genes y entorno es lo que configura a los seres humanos. Los síntomas de la depresión son la tristeza, el insomnio, la dificultad para concentrarse, pocas ganas de hacer las cosas, las ideas suicidas.

Otra amiga me ha escrito: "Parece que soy una débil mental que a causa de los antidepresivos sigue viviendo. Antes de tomarlos era una especie de vegetal, tumbado en la cama todo el día sin descansar porque apenas dormía, sin comer, apenas sin hablar. Mi familia sufría muchísimo por mi y yo estaba convencida de que el mejor que podía hacerles, dada mi debilidad mental era quitarme la vida para que pudiesen ser felices. Pero no me lo permitieron, me llevaron a un especialista que me diagnosticó una depresión y me recetó antidepresivos y tranquilizantes. Yo no he tomado nunca prozac, que es un medicamento muy antiguo y con muchos efectos secundarios. En los últimos años se han desarrollado otro tipo de antidepresivos que tienen menos efectos secundarios aunque los tienen. A mi me gustaría no tomar nada, igual que a mi madre, que es diabética le gustaría no tener que inyectarse insulina. Así que como débil mental y drogadicta seguiré luchando por ser yo misma."

No se puede hablar de debilidad mental, la mente es un misterio, yo conozco mucha gente con un gran poder mental y, sin embargo, tiene precisamente, por eso, un problema mental, porque utiliza demasiado la mente y tiene problemas en sus emociones. Y si he traído aquí el ejemplo de la princesa Masako pues es precisamente por eso, para que veamos que personas que son muy formadas e inteligentes también padecen esta enfermedad, por tanto, no creo que de las palabras de nadie se pueda interpretar que estamos ante una debilidad mental, al menos en el sentido peyorativo, de deficiencia. La razón sin emociones es tan perjudicial como la emoción sin razón. Las enfermedades sobrevienen cuando la razón está obnubilada por las emociones pero también a la inversa, cuando las emociones están hipotecadas a la razón. Decíamos que en las mujeres el problema es la depresión. A las mujeres se las anima a no manifestarse. La agresividad es más propia del hombre sin embargo la depresión lo es de la mujer, pero quizas esto también esconde un problema de socialización. Por tanto no es así, no se trata de una deficiencia mental, mejor interpretarlo como que es necesario la terapia, es necesario la medicación, y hemos hablado también que es necesario tener un buen entorno social. Esto, por ejemplo, para mí ahora se ha convertido en un problema vital, cambiar mi entorno social para encontrarme mejor en mi vida de aquí en un futuro, sé que si lo consigo yo también voy a evitarme caer en una depresión de aquí a unos años, a la que voy abocada dado que el entorno actual social que me rodea, no es que sea lo peor pero no es suficiente para mí. Aun cuando pueda estar rodeada de mucha cultura por ejemplo, pero no es suficiente, por el entorno que tengo. Quiero también decir y no me pasa desapercibido, que es muy importante el apoyo familiar, de los padres, de la madre en especial, es muy importante tener el apoyo familiar, y la ayuda de los padres, porque si tenemos esto tenemos casi más del 50% ganado de posibilidades de superar la enfermedad.

El tiempo es emoción. La existencia sólo es soportable en el equilibrio entre la vida y el tiempo. Las situaciones límite derivan de la exasperación de este dualismo. El hastío, esto es el abundante crecimiento del tiempo, su infinita multiplicación frente a la escasez de lo inmediato. Pues busca en lo inmediato lo que únicamente puede encontrarse en lo trascendente. Estas son palabras del filósofo Cioran que os expongo: "El hastío o la desesperación equivale a estar presos en el tiempo inexpresivo, emancipado de la vida, que incluso la evacua para crear una siniestra autonomía. ¿Y qué más nos queda entonces? El vacío del hombre y el vacío del tiempo".

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