Esto me escribía un amigo: "Cuando la naturaleza reclama la lógica de los complementarios, el ying y el yang, aquel se revela violentamente, inoculado por un miedo antinatural y devastador".
Es como dice un mundo el nuestro complicado, que se presta a endurecernos y considerarnos como objetos y por otra parte reaccionamos mal y con deseos violentos o incontrolados cuando no inconscientes ante la realidad emocional. La mujer aunque suele estar más cerca de su mundo emocional sin embargo sigue también sufriendo los desvaríos del mundo que le rodea, donde ella misma tiene que disfrazarse de hombre si quiere luchar al mismo nivel, no lo olvidemos. En cuanto a esa realidad lúdica ya está incluida en la seducción y en la forma de persuasión que tiene la vida en su discurso argumentativo, diríamos pues que el aspecto lúdico que parece propio del niño lo sería también de la persona hasta cierto punto razonable. Y es así, y a la vez tenemos que enfocarlo con un espírtu luchador y por otro lado protector, y me parece hermoso el gusto por la música de Schubert de este amigo.
El juego tiene un punto de diversión o de seducción pero también tiene un punto de destrucción, no lo olvidemos. Yo a veces he sentido que estaban jugando conmigo y ese sentimiento no me ha gustado nada, es decir, yo me he brindado pero tiene un límite también. El límite del juego está en la investigación profunda de la verdad. Y a veces el juego se brinda a la perversión de la misma realidad. Por tanto aun cuando en general compartimos esa línea lúdica que no necesariamente hedonista, yo más bien la veía propia del carácter razonable y en este sentido positivo, lúdico y hasta cierto punto propia del niño que quiere empezar a jugar para inaugurar un feliz comienzo de algo; en ese sentido sí comparto ese optimismo y esa fe por lo lúdico.
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