jueves, 27 de enero de 2011

la carga sexual como una fuerte pulsión

Las fuertes connotaciones negativas casi siempre se han vertido en la tradición jurídica sobre el cuerpo recipiente de la mujer en los casos de agresión más que en la fuerte expulsión exterior de la libido del hombre, no obstante se dirá que la resistencia de la mujer ha de ser “seria” pero no ”heroica”, pero se crean juicios sobre ella donde la frivolidad, la liviandad de las conductas arrojan un fuerte desvalor que siempre le ha perseguido desde una larga tradición reiterada en nuestra doctrina, que a duras penas hoy se ha superado, pero queda algo sedimentado en el pozo de nuestra inconsciencia, por la misma frivolidad con que hoy se opera en todos los terrenos, donde la mujer queda o sigue quedando desvalorada. Los halagos, el juego erótico también entran en estas costumbres inveteradas de los juegos sociales y amorosos, y en cierta manera no son reprochables o permiten cierta tolerancia en la situación o familiaridad de las relaciones, pero todo ello tiene que ser medido antes por la doctrina del tribunal que se fijará en la "honestidad" supuesta de la mujer, que este cncpeto también tenía que ver mucho con su clase social o su puesto en la comunidad.

En el caso de la seducción del sujeto menor éste tiene una caracteriología diferente, pues se nos dice que la “vis grata puellis” o el “metus reverencialis” son causas enervadoras de la fuerza del reproche sexual cuando la seducción es hacia un menor o una menor, pero esto es una doctrina muy escogida y no general al menos actualmente, pero lo fue o ha sido en cierta manera, para no castigar demasiado severamente. Y actualmente el límite de la edad en los delitos de seducción ha cambiado, anteriormente se protegía a la mujer hasta los veintitrés años -con el llamado delito de estupro-, hoy día es protegida pero hasta los dieciséis en los llamados delitos de abuso sin violencia, es decir, donde ha mediado la seducción por la ascendencia moral o superioridad del sujeto de la seducción. En este caso la víctima es seducida pero no provoca y en todo caso se la protege del reproche y la nota agravante de la superioridad es la que se lleva la connotación negativa de la carga, frente a su cargo o a su especial deber frente a la sociedad.

"Tú habitabas como en figuras y en habitaciones confusas, cuando llamaste a la hembra no supiste decir las palabras de amor, te salió como un fuego orgulloso, una penumbra estéril que busca a la mujer cualquiera que no se compromete, yo no supe mirarte ni ofrecerme, yo sóla me ahogué en tu deseo fiero y atroz. Me asusté, nunca has sabido venir a mí y yo no supe llegar a ti, educarte con mi voz susurrante. Y ahora te has acostumbrado a venir sólo con una voz de tribu taciturna. Nunca me amaste, ni yo fui una muchacha dulce para ti a quien tu declararías tu amor". Este texto poemado pertenece a Gioconda Belli.

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