jueves, 27 de enero de 2011

el cine

Siempre para Bergman el individuo juega su papel en soledad y en libertad, son principios que sostienen todo su entramado argumental, como si eso ya nos dijera algo de en dónde hay que poner el criterio más importante para que el alma pueda curarse, para que el ser no enferme en su corazón y su mente. "Gritos y susurros", "Persona", "el huevo de la serpiente", "la hora del lobo", son otros títulos de su filmografía, que se pueden ver.

Lo que tiene Ingmar Bergman a diferencia de Truffaut es que si en éste siempre hay al final la sombra de un crimen pasional que acecha al amor y a la pareja cuando se encierra en sí misma, Bergman consigue superar este dolor siempre con la conversación interior y con la inteligencia, aunque sus personajes no pueden liberarse de esa situación ni salir de esa realidad encerrada, pero al menos pueden liberarse a ellos mismos a través de su retrospectiva profunda del alma. De tal forma que el amor aunque termina, tampoco termina del todo, al decirse “ya no te amo” siguen conversando y al mismo tiempo salvan así la situación del desamor y llegan, tal vez, a la separación final o a la unión, pero de un modo natural o pacífico, sin desmesura, aunque siempre hay algo de violencia contenida y aireada en ciertos casos límites, pero que deriva por una suerte en la posibilidad de pedirse perdón.

Este cine tan psicológico e introspectivo no es tampoco como el cine de Fellini en que la vida termina al final como la representación de una comedia donde el ser se salva en el papel que representa en función de la colectividad, donde el hombre solo no es nada y se salva en unión con los otros, y de ahí en parte al diluirse en lo colectivo, su incapacidad para entender su fatal destino, para comprender a su alma. Aunque desde luego, Fellini encuentra una forma de redención en ello, en la difuminación del yo en el alma de la colectividad. Y lo que pasa en Bergman es que su cine también deriva hacia eso, en sus ultimas películas, hacia esa representación y papel que se juega en la sociedad como colectividad, aunque siempre para él el individuo en soledad y en libertad son principios que sostienen todo su entramado argumental, y eso ya nos dice algo de dónde encuentra Bergman el fundamento más importante para que pueda curarse el ser humano en su mente.

Truffaut ve en el amor un crimen muchas veces, tal vez porque es una pasión que contiene en ella la huella de un incesto, porque se vuelve al encerramiento de uno mismo. Sólo triunfa la pareja para él cuando ambos llevan un camino juntos hacia fuera de ellos y obtienen un resultado, y no se encierran en ellos. Pero siempre hay la huella de un crimen, como de un pasado ancestral, de un retorno oscuro al origen. En el caso de Jules y Jim lo que me llama la atención es que el novio alemán es capaz de aceptar el divorcio, es decir, de controlar sus pasiones mentalmente, como buen alemán, mientras que el novio francés se comporta como el típico latino, su orgullo no puede reconocer que su mujer ya no le ame, y creo recordar que terminan muriendo arrojando el coche en el que van hacia el vacío, como el fin de la contradicción misma en que viven sin resolución. El alemán que creo es jim se refugia en su hija, que es lo que llena al final su amor y en su afición a los insectos y en el amor a la naturaleza y el paisaje saliendo de esa fugacidad en que consiste la vida en París. De truffaut he visto varias peliculas ademas de esa, "Vivamente en domingo", "El amante del amor", pero realmente he de decir que se me olvidan las películas después de verlas, tendré que volver a verlas otra vez.

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