jueves, 27 de enero de 2011

las heridas del corazón

"¿De qué heridas convalece mi corazón que yo no sepa?, huidizo, atrincherado, pertrechado como molusco escondido, oigo halagos, incitaciones y promesas como si fuesen dirigidos a otra mujer, fuego soy pero apartado de mí y con la espada puesta lejos, como si una parte de mí hubiese escogido el silencio", este texto pertenece a Gioconda Belli.

Sucede ante la represión del goce por el hombre que él mismo se aparta de la mujer haciéndola creer a ella la culpable de su debilidad, entonces se produce el odio a la mujer por la transferencia desigual de las culpas y por la proyección, y se produce esa gran misoginia del hombre hacia la mujer. Pero el acto de la transgresión queda alterado cuando interviene el acto de la provocación. La provocación del objeto femenino: éste ha sido siempre el argumento con el que se ha encontrado la mujer y que ha tenido un fuerte reproche ante ella cuando lo ha presenciado en un juicio. Las transferencias de las cargas significativas actúan aquí y pueden dar lugar a argumentos alterados de las distintas conductas y de la diferencia sexuada, con una gran desvaloración y reproche hacia el sexo de la diferencia.

La maternidad es y ha sido siempre un valor para la mujer y para la cultura pero no hemos de verla como un peligro para la civilización o como algo numinoso y oscuro como también ha sido vista en otros siglos, ahora la mayor tolerancia social tiene que saber incluir este valor en igualdad en el ámbito cultural y social. Otra cosa es que hoy día no se hayan corregidos los constantes malos tratos hacia las mujeres y las conductas de agresión que percibimos actualmente en la sociedad contra nuestras mujeres, lo cual dice algo de que debe hacerse algo, en ética y en política, y que las transferencias de las culpas y los valores no han cambiado, que siguen todavía abiertos al debate social, que es necesario buscar un significado que otorgue iguales valores a la diferencia sexuada, que no puede justificar de esa forma que la fuerza de la libido sea una expresión censurada de la que no se habla, y se manifieste sólo en el reproche hacia la corporalidad femenina.

Una verdadera ética sexuada nacería así y es necesaria encontrarla, desde la igualdad de valor de los dos sexos y de la diferencia sexuada. Y es necesario hoy día en que las costumbres han cambiado y se ha liberalizado la sexualidad pero no obstante ello no ha evitado que conductas de agresión, de ataque hacia el otro sexo, de malos tratos, de vejaciones y actos degradantes contra la mujer, se hayan seguido produciendo desgraciadamente para nuestra sociedad. El conflicto del deseo humano está denotado aquí. En muchos casos lo que ha sucedido es que la mujer no está fuertemente valorada en una ética, y se produce la exteriorización de la libido masculina por medio de una represión o perversión del sistema, la mujer seguía siendo un sujeto que se la apartaba, no encontraba un lugar cómodo en la sociedad, porque suponía poner en conflicto la instalación básica, subjetiva y personal, de los miembros de la sociedad con los que se encontraba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario